Por Héctor Trejo, Columnista de Radiografía Informativa.
Luego de una buena cinta, a la que no le fue muy bien con el público multitudinario como “Cinco días sin Nora” (México, 2008), Mariana Chenillo, regresa a contarnos la historia de una pareja que enfrenta un conflicto social-cultural, al tener que cambiar de lugar de residencia de Ciudad Satélite en el Estado de México a la caótica y hermosa Ciudad de México en “Paraíso”
La película no resulta fácil al espectador, pues los personajes bonachones y simpáticos, nos quieren dejar una verdad, propuesta por la propia Mariana Chenillo, guionista de la cinta: la Ciudad de México es la perdición de la familia.
En torno a esa premisa ciertamente fascista, se entreteje una historia que lleva implícito un poquito de bullying, decepción y coraje, mostrando los problemas sociales como una situación propiciada por el choque de dos sociedades, que se muestran diametralmente opuestas, sin serlo.
Paraíso, nos narra como Carmen y Alfredo, una feliz pareja con sobrepeso, quienes han compartido su amor desde pequeños, se mudan a la gran Ciudad de México, donde la mujer se une a un grupo para perder de peso, lo que generará una distancia cada vez mayor en la pareja.
Pero la mudanza de la pareja, además de satanizar a la gran ciudad, nos cuenta como los personajes se devalúan emocional y espiritualmente y, en ese momento, el ritmo de la película decae tremendamente, enfocándose la directora en detalles, que al final, nos dejan muy claro lo que sucederá, perdiendo toda espontaneidad, característica necesaria, para que un filme funcione.
El buen trabajo realizado en pantalla por Daniela Rincón y Andrés Alameida (con una gran caracterización), se viene por la borda, pues la actuación tiene una sentencia directa del guión y este no cumple con el potencial que debiera.
Es pues una cinta medianamente recomendable, que si no es un espectador paciente, terminará por aburrirse a la mitad del filme y ciertamente adivinará el final del argumento, pues todos los elementos que observamos en los primeros 20 o 30 minutos, apuntan a ello.
Solo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico [email protected] o ingrese al sitio web www.inter-medios.jimdo.com